lunes, 24 de mayo de 2010

amor certificado

Postman of love
Hoy estaba decidido. No había nada en reparto para ella: ni cartas, ni certificados, ni paquetes postales. Sin embargo, Pedro aparcó la furgoneta amarilla con letras azules y llamó a su puerta. Cuando Irene abrió, vió el rostro amable de un hombre vestido con el uniforme de Correos. Él le dijo que se llamaba Pedro, que era su cartero desde hacía más de seis años. Confesó que la amaba desde la primera vez que la vió: desde que le trajo aquella sanción de Hacienda, certificada y con acuse de recibo. También admitió que era el autor de las cartas que había estado recibiendo, de modo ininterrumpido, durante los últimos cinco años. Esas cartas sin remitente que puntualmente llegaban a su buzón. Esas cartas de amor de un extraño.

Cuando todo comenzó, Irene estuvo muy preocupada Le asustaba pensar que era el objeto del deseo de un desconocido. Podía tratarse de algún perturbado, de un desequilibrado. Había tanto loco suelto, que le inquietaba pensar que alguno hubiese puesto los ojos precisamente en ella. A pesar de todo, poco a poco, se fue acostumbrando a encontrar aquel sobre de color vainilla en su buzón. Embriagada por las palabras de aquel desconocido seductor, educado y tierno, se sentía como una quinceañera enamorada. Feliz y llena de ilusión.

Después, y siguiendo las instrucciones de Pedro, ella tuvo oportunidad de responder. "Escríbeme a la 'lista de correos', no hace falta más dirección, a nombre de Pedro Medina Suárez". Así, se completó la comunicación, desde aquel momento ambos eran destinatarios y remitentes. Cientos de cartas fueron en un sentido y en otro durante algunos años.

Y hoy, tenía a Pedro delante. Podría decirse que era un tipo corriente, como él le había advertido. No había en su apariencia nada especialmente sobresaliente, ni distinto a lo que cabía esperar en un "cuarentón medio". Era la primera vez que lo veía o, al menos, la primera vez que reparaba en él. Era un extraño, no cabía duda. Sin embargo, le resultaba extrañamente cercano. Quizás porque ambos se habían mostrado sin tapujos, abriendo su corazón al otro, durante los últimos cinco años.

- Te necesito - dijo ella.

Él, no respondió. La abrazó y la besó.

Música recomendada: Please Mr. Postman - The Beatles.

Fotografía: Postman of Love
Autor: Landahlauts

6 comentarios:

  1. ¡¡¡Qué bueno!!! Te cuento. Yo fui cartero durante muchos años y una vez, en el barrio del Pilar, de Madrid, donde repartía yo, en uno de los bloques que me correspondía, vivía en el 5º una mujer que estaba impresionante. Pero impresionante. Lo que yo hacía era que, cuando llegaba una carta para ella digamos "normal", le ponía un número de mi invención, como si fuera una carta certificada, y subía para que me la firmase y poder contemplarla un rato. La mujer llegó a olerse la tostada, porque más de una vez se extrañó de que le llegaran tantos certificados y me lo dijo, porque hasta a los extractos del banco les ponía yo un número. Pero me lo decía yo creo que con una sonrisilla. Vamos, era un simple juego, nada con intenciones excesivas. Pero es que tenías que haber visto qué mujer.

    De todos modos, si quieres un consejo para mejorar tu cuento, si pretendes que la historia sea lo más verosimil, pon mejor, en vez de que ella le escribiese a lista de correos, que el cartero le pidió que escribiese a un número que no existia de una calle cuyo reparto le correspondía a él. Las listas de correos no pasan por manos de los carteros.

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  2. Entrañable com el amor llga de lo cotidiano como podemos pasar del miedo a la intriga y de esta al deseo.
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  3. Para que luego digan que vivimos en un mundo virtual!...de eso nada el amor también está en el correo ordinario... ;D

    Un besote y genial relato.

    Arwen

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  4. Y fueron felices y comieron perdices y él era un cartero, no un príncipe. Me gustó.

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  5. Te redescubro, hacia tiempo que no te leia.
    Saludos paisano.

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  6. Tengo que reconocer que hacia tiempo que no pasaba por aqui pero este relato es muy bueno y me ha puesto una sonrisa en la cara. Es que mas que un lobo parezco un osito jejeje un saludo.

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