sábado, 22 de enero de 2011

vivir con miedo

Hay un vecino nuevo en el tercero. Y, la verdad es que no sé cómo decirlo, pero... me da miedo. Hasta ahora me había cruzado un par de veces con él en la escalera y... nada, un tipo normal y corriente. Tiene la particularidad de que nunca saluda a los demás, sospecho que es un tipo encerrado en si mismo (quizás porque no domine el idioma). Pero eso no me molesta en absoluto, me da igual.

Sin embargo el otro día me lo encontré de sopetón: bajaba en el ascensor y, cuando la puerta se abrió, allí estaba él. Me dió un susto de muerte y no alcanzo a comprender muy bien el motivo. Quizás influyó algo su atuendo: llevaba ropas de trabajo y estaban un poco sucias. Es una reacción absurda, lo sé, solo es un tipo corriente que vuelve a casa de trabajar.

Pero desde entonces vivo aterrado, temiendo que vuelva a encontrarlo en la escalera. Tanto que llevo varios días sin salir a la calle, sin pisar el rellano siquiera.

Hasta esta tarde.

Esta tarde me armé de valor y decidí salir a su encuentro. Tenía el convencimiento de que me lo encontraría, porque era la hora habitual en que él regresa a casa. Y así ha pasado, me lo he econtrado en la escalera, vestido con su ropa de trabajo... Hoy algo fue distinto: al verme abrió la boca (pensé que con intención de saludarme, aunque no llegó a articular palabra).

Todo formaba parte de un plan: mi idea era forzar un encuentro "casual" y, con disimulo, hacerle una fotografía. Esa fotografía servirá para pedir vuestra opinión sobre él. Quiero que la observéis atentamente y me digáis si, verdaderamente, hay algo en mi vecino que consideréis inquietante. Dadme, por favor, vuestra opinón sincera.

Podéis ver la foto de mi vecino pulsando sobre este enlace.

Espero vuestras opiniones. Muchas gracias por vuestra ayuda y vuestra cooperación.

sábado, 15 de enero de 2011

finales alternativos

Alice in Wonderland

«Alicia apenas probó el té. Pero aquel maldito Sombrerero le había añadido algo. Nada más llegar a su estómago comenzó a sentirse mal. Cada vez peor. Estuvo convulsionando durante varias horas seguidas, entre terribles dolores. Luego perdió el conocimiento. A las pocas horas, parada cardiorrespiratoria y... expiró.
La Reina de Corazones mandó que la policía investigara aquella extraña muerte. Pero nunca pudieron encontrar pruebas suficientes para incriminar al Sombrerero.»

Fotografía: Alice in Wonderland

sábado, 8 de enero de 2011

Pedrito, el periquito

Los niños querían un pájaro, un periquito. No me preguntéis el motivo. Jamás he entendido muy bien el gusto por tener una mascota. Y menos aún un periquito: un pobre animal enjaulado, cuya única actividad es comer y "hacer caquita" día tras día hasta que la muerte lo libere...

Pero, ya se sabe, ellos mandan. El día en que, harto de oírlos, fui a la pajarería, sucedió algo muy curioso. Casi en la puerta un chaval llamó mi atención:

- Oye, ¿qué buscas? ¿algún animalillo para los niños?
- Sí, un periquito.
- Ven, acompáñame, aquí en el maletero tengo algo que te puede interesar.

Me llevó su coche y, de una caja de cartón que había en el maletero, sacó un pájaro que me mostró discretamente.

- Cien euros y es tuyo. Es un periquito de una variedad poco común. Muy cariñoso y alegre con los niños. Verás que buenos ratos pasan con él.

Yo, que no entiendo de pájaros, apenas lo pensé. Y acepté. Me daba pereza entrar a la pajarería... con ese ruido ensordecedor de pájaros, y decidir qué periquito me llevaba... Esto era más sencillo.

El caso es que los meses han ido pasando. A fuerza de tratarlo nos hemos dado cuenta de que Pedrito (ese nombre le pusieron los niños) tiene sus particularidades. No come semillas, como sería de esperar en un periquito. Además, tiene un gusto muy personal... le gustan....
Aquila Chryseatos - Águila Real
... las palomas. Puede comerse una al día. Lo más curioso es que las caza él mismo, con lo cual está liberando al barrio de esas molestas ratas con alas y a nosotros del engorro que supone estar pendiente de su alimento. Además, Pedrito, ha crecido más de lo que es habitual en los periquitos. Así que tuvimos que desechar la jaula. Vive en el balcón, entra y sale de casa cuando le parece.

Cariñoso no es, la verdad. Pero esto se compensa con su autosuficiencia:  es tan distinto de uno de esos  periquitos corrientes cuya vida depende de que te acuerdes o no de reponerles el agua y la comida.

Estamos encantados con Pedrito.